miércoles, 23 de julio de 2008

Canto de Cisne


Creo que ahora es cuando puedo entonar mi último canto. O al menos eso creo, con el viento acariciándome la cara, apartando los mechones de pelo que tapan esa vista que, aunque he venido buscándola, no la quiero ver. Pero la imagen que intento evitar me busca, y me acaba encontrando; obligándome a abrir los ojos, que fuertemente cerrados se negaban a ver la ciudad durante la noche, iluminada por un firmamento de farolas, comienzo a contemplar lentamente ese paisaje, esa postal para turistas que supone mi ciudad, Sevilla. La ciudad del Duende, de los jardines, de los patios antiguos y las calles empedradas; la ciudad del Río centenario, de los farolillos, de los pasos, de las saetas, de los rinconcillos enamorados de los amores que nacen en sus esquinas.

Amores, si, amores…..como esos que recuerdo ver por las calles, con sus parejas agarradas de la mano, con esas miradas tiernas y perdidas en los ojos del otro; con esos amores de caricias, de palabras cantadas bajito al oído, de infinitos “te quiero” escritos con manos temblorosas, mensajeras en pequeñas letras de profundos sentimientos….

Amores….como aquellos con los que yo siempre he soñado: amores sufridos, sufridores, amores compartidos, amores fieles hasta la muerte, amores en los que las palabras dejan de ser suficientes para expresar los locos intentos de la mente de intentar explicar y describir lo que el corazón va sintiendo. Amores que quise sentir, con los que quise soñar, reír, sufrir, disfrutar, acariciar, susurrar, escribir, cantar…aquellos que siempre quise poder vivir… Y que aún ahora, a pesar del dolor que me causan en el corazón sin haberlos tenido, aún los quiero.

Pero para mi ya nunca podrá ser así, porque hace tiempo que perdí la esperanza en encontrar algo, aunque sólo fuera un poquito, similar a todo eso.

Mentiría si dijese que no quise, que no amé….también mentiría si dijera que no fui querido….aunque no sabría decir si fui amado o no. Pero nunca esas relaciones llegaron al buen final que yo esperaba, a ese único final feliz que siempre quise y que me haría la persona más feliz en el fin de mis días. Siempre hubo un “esto no puede continuar” o un “yo….ya no te quiero como antes” que acababa mandando por el negro agujero de la amargura tantas esperanzas y tantos sueños…pero por resignación fui aceptando. Aunque siempre acababa preguntando, quizás al vacío eterno “ ¿Acaso no existe el amor? ¿Es todo esto un engaño?....O si existe el amor ¿yo no lo merezco?” Pero el silencio siempre era la respuesta.


Con el paso del tiempo pensé que quizás podría encontrar otro tipo de “amor”, fuera de los múltiples rechazos y de las relaciones fracasadas. Así enfoqué mi vista en el amor familiar, en aquel modelo en el que yo creía firmemente como el pilar de mi existencia, como el lecho donde fui creado a este mundo, Dios sabe para qué, por dos almas que se amaban. “Al menos”, me decía, “aunque no puedo alcanzar el amor, sé que soy un fruto de él”. O al menos eso creía; pero el tiempo volvió a demostrarme que me equivocaba. Delante de mis ojos, de mis últimas esperanzas, vi como ese lecho en el que descansaban los últimos trozos de mi corazón se transformaba primero en espinas y en cristales, desgarrándome por dentro aún más…para luego volverse un lecho de plumas que se deshizo con un fuerte golpe de viento, dejando unos pocos despojos cayendo en el oscuro y frío hastío. Mis castillos de alegrías, de recuerdos felices, de cariños paternales, de navidades hogareñas….todo se derrumbo, demostrándome que aquello en lo que creía poder sustentarme o agarrarme, era…un castillo de naipes.


Decepción tras decepción, trozos de mi sensibilidad se fueron perdiendo por caminos desconocidos, que poco a poco se fueron convirtiendo en laberintos que siempre me llevaban a la misma pregunta “¿Por qué sigo vivo?”… Para variar, seguí sin obtener respuesta.

Pero aún, tras los mantos de lágrimas llenas de soledad y de tristeza, se encontraban relámpagos de sonrisas y de luces que extendían sus manos hacia mi: mis amigos. Los mejores, inseparables compañeros, apoyos de mi lisiada conciencia. Ángeles guardianes, veladores de mis sentimientos, aún cuando yo no los mostraba. Por eso los quise tanto…por eso los quiero tanto…por eso los querré tanto allá adonde todo esto me lleve…si es que ha de llevarme a alguna parte. Lamentaré si puedo, aunque ya lo hago, hacerles este daño, y sé que es de cobardes huir de esta forma. Pero no quiero seguir preocupándolos. Me echarán de menos, me llorarán, pero sé que seguirán viviendo, porque sé que se enfrentarán mejor que yo a esta vida….porque además lo harán no sólo por ellos mismos, sino guardando un poquito de sus recuerdos y haciendo como si esa vida que fue parte de sus días, siguiese viva también así. Aunque sólo sea una vida hecha de recuerdos.


Creo que ahora es cuando puedo entonar mi último canto. El viento sigue acariciando mi cara, limpiando las últimas brumas de dudas que ensombrecían mi mente. Mis lágrimas asienten y aceptan lo que han estado esperando siempre. Un último llanto por el sueño de una vida que nunca conoceré, por las personas a las que no veré y por los amores que no existirán porque yo ya no estaré aquí. Mis lágrimas serán mis últimas compañeras en este viaje. Se hundirán en la plácida negrura al igual que yo. Y mientras me voy sumiendo en un súbito sueño, el silencio que le abre las puertas a la Muerte, llora escuchando el último canto de mi vida. Es el canto de un cisne que va apagando mi corazón…

Miro abajo y salto.

2 comentarios:

Harmuna dijo...

Mas vale tarde que nunca. El vuelo a veces significa la caida, y el salto la absencion al cielo. ^^

Te chero señor devdas

Anónimo dijo...

Yo creo que caigas las veces que caigas, lo que tienees que hacer es seguir levantandote. Y si no puedes tu solo, nos tienes a nosotros, tus amigos para ayudarte, para eso estamos, no solo para reir y pasar buenos ratos -que tambien- sino para ser un hombro en el que llorar cuando se nos necesita, unas palabras de consuelo, animo, consejo.

Si se pierde la ilusion de vivir, todo te da igual, incluso -aunque no quieras o no te des cuenta- te aislas para no saber nada de nadie incluido tu... lo pierdes todo.

Tu aunque no seas plenamente consciente de ello, tienes amigos que se preocupan por ti, aunque pasen tiempo sin verte, como yo. Te quiero un monton y quiero que seas feliz. Solo te falta quererlo tu tambien y pelear por ello. Has sufrido mucho, demasiado en los ultimos años. Te recomiendo unas vacaciones de compromisos formales ^^ Dedicate a trabajar y salir con los amigos, pero por un tiempo no esperes la llegada de un cuento de hadas, no te precipites en tus decisiones.

Un beso hermanito! Te quiero muchisimo!